miércoles, 16 de enero de 2008

Pesadillas de dormitorio



Hoy tengo que hablar de dos películas, dos historias, aparentemente distintas, pero, que para mi tienen una gran semejanza, una data del 2006, escrita y dirigida por un primerizo, mientas que la otra aun se pueden encontrar en los cines y cuenta en el guión y en la dirección con alguien de sobra contrastado. Son historias por las cuales las emociones traspasan mas allá de los propios guionistas o directores, de los actores, o como en una de ellas afamados y buscados epílogos.

Estas dos cintas son Memorias de Queens ( 2006 ) escrita y dirigida por Dito Montiel. La segunda la reciente Viaje a Darjeeling ( 2007 ) escrita y dirigida por Wes Anderson. Es posible que ahora al leer esto, si alguien lo lee, quiera simplemente impedir que vuelva a tocar una sola tecla de mi ordenador ( se aceptan propuestas ), solo pido que juzguen este atrevimiento al final del texto.

Salvando las claras diferencias y propósitos de estas dos cintas podemos encontrar unas historias tan simples a mi entender como el hombre; el amor, la familia, y sobre todo el amor por la familia, el respeto y la marca que esta deja los hijos, la manera en la que la tan usada relación paterno-filial y el entorno son capaces de crear una muesca tan profunda que marque todos nuestros comportamientos posteriores, nuestra personalidad, nuestra visión del mundo. Mucho pensareis que esto es normal puesto que el lugar en el nacemos y nos criamos, con esto cubrimos familia y entorno, es determinante para ver y afrontar la vida.

Pero que pasa cuando estas relaciones nos llevan a abandonar a toda nuestra familia, a nuestros amigos del barrio, a nuestra novia, cuando el lugar en el que nos hemos criado nos impulsa a viajar a cinco mil kilómetros para olvidar, para volver a nacer. Ya que estamos muertos en vida, atrapados por el cordón umbilical que solo podremos romper a través de un parto traumático.

Pero que pasa cuando por casualidades de la vida los remordimientos, las mentiras, la desconfianza nos lleva a separarnos de nuestros hermanos, de nuestra familia, de madre que no acuda al funeral de nuestro padre, de que la única manera de emprender lar reconciliación sea un viaje por uno de los lugares más inhóspitos del planeta ( o por nuestras propias almas ), donde como antiguos miedos de dormitorio tendremos que ir solventando con la ayuda de una pequeña luz en la mesilla de noche.

En Memorias de Queens, el director Dito Montiel, nos relata el sufrimiento, los motivos que le llevaron a abandonar a su familia, a sus amigos, a su barrio, para emigrar a la tierra por aquel entonces prometida, California. Si, el director cuenta su historia en la película, él es su propio protagonista, narra su vida, sus deseos, sus temores, sus gritos de odios mas personales. Regresa para intentar que su padre valla al hospital depuse de 15 años sin verse donde las últimas palabras que se dijeron no dejarían de resonar en el sentimiento colectivo. Regresa para curar al padre que muere poco a poco desde que Dito abandono su casa persiguiendo una vida mejor. Para curar al padre que sufre al reconocerle a su hijo y decirle por primera vez te quiero, sin esto, sin este detalle hubiera sido imposible su redención, hubiera sido imposible reconciliarse con su pasado, con su vida.

En Viaje a Dajeeling tres hermanos muy diferentes, pero acuñados con el mismo hierro han dejado de hablarse durante un año. Uno de ellos tras un accidente decide poner punto y final a su problema acordando un viaje con sus hermanos hacia su interior, llegando a la caverna mas profunda, o mejor dicho a un monasterio en medio de las montañas del Himalaya donde pretenden encontrarse con su madre, madre que no quiere recibirlos y que huye a la mas mínima oportunidad.
Las mentiras, los engaños, la desconfianza, les llevan a tener encontronazos que lograran superar gracias a conseguir afrontar situaciones límite done todas las contradicciones anteriores quedan reducidas al abandono, una vez mas, que nos unen con nuestro pasado. Ese concepto freudiano que aboga por la ruptura de los lazos del pasado que mantienen viva esa voz que solo puede ser abandonada en concepto de maleta en el arcén de cualquier estación Hindú.

Aquí esta la relación entre estas dos cintas en la necesidad de la ruptura con el mundo, con el entorno viciado, a veces por la mentira, por el engaño, remordimientos y sentimientos de culpabilidad, por la violencia, por el odio, y la contracultura que obliga a la supervivencia.

Son dos cintas que llegan al punto el que los seres humanos son capaces de la ruptura máxima, o de la redención obtenida casi a hurtadillas la redención que no todos tienen el coraje de sentencias sin miedo a las consecuencias. Que no encuentran donde comprar el billete de autobús o de tren, solo con el convencimiento de encontrar un billete de avión para el regreso.

Ahora tiempo de juzgar y de solicitar mi jubilación anticipada, si conseguisteis leer hasta aquí, gracias, es una visión muy personal de la relación de estas dos películas.





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